Miedo al verano

04.07.2014 07:18

Esta mañana me he levantado dándole vueltas a este tema, en el que normalmente intento no pensar, pero hoy he tenido la iluminación me he dado cuenta que esa no es la solución. Si algo me preocupa debo mirarlo a la cara y afrontarlo para poder solucionarlo, si no siempre estará ahí y lejos de mejorar o desaparecer cada vez será peor.

Esto es algo que siempre se dice, hay que afrontar los problemas y tal. Pero nadie nos enseñó cómo ponerlo en práctica y ahí nos toca auto aprender como en tantas cosas.

El tema que me daba vueltas en la cabeza es el hecho de que este verano vamos a España a pasar las vacaciones y por lo tanto vamos a salir de nuestra burbuja familiar papa + mama + niña, para entrar en la marabunta de los abuelos, tíos, primos, amigos, etc.

Hasta ahora mi hija era muy pequeña para que los abuelos empezaran con sus juegos de poder. Me refiero en este caso específicamente a mi suegro, aunque los otros abuelos hacen cosas que no son maravillosas no se comparan con lo de este hombre.

He visto como se lo hacía y sigue haciendo a sus nietos mayores, especialmente a sus nietas, obviamente porque los chicos ya casi tienen 12 años y ya no se dejan, pero con la pequeña que ahora tendrá unos 7 años es constante. Cada dos por tres la llama y le hace que vaya a darle un beso. A ella se le ve poner cara de Jo! ¿Otra vez? ¿Por qué? Yo no quiero, estoy aquí tan tranquila… pero con resignación se levanta y va a darle un beso a su abuelo. No es suficiente con eso que el abuelo empieza a apretarle las mollas y a reírse jajaja! Mira que lorcicas tiene mi chica! Igualitas que las de su abuela (por supuesto no van a ser heredadas de él, él es perfecto).

Te aseguro que veo el sufrimiento y la impotencia en los ojos de esa niña y me dan ganas de gritar y mandar a la mierda a ese ególatra con necesidad de sentirse el ombligo del mundo. Porque lo mejor es que después de la escenita, me dice a mi (porque soy la más nueva en la casa y piensa que me puede vender su disfraz de triunfador) ¿has visto como me quiere mi nieta? En cuanto puede se me engancha al cuello a darme besos y no me suelta, ¡soy lo más grande para ella!

¿Cómo se te queda el cuerpo? Ganas de vomitar ¿eh? A mi muchas y me tengo que callar porque claro, ¿qué le dices? Pero bueno, el intentar que el abuelo deje de ser un fantasma es imposible y además no es mi propósito ni algo que me importe, excepto por los 15 días al año que tengo que “disfrutar” de su presencia, lo que me importa es esa niña. No entiendo como su madre presencia esas escenas y lo permite. Pensándolo bien la gran mayoría de los padres aceptan esto como algo que tiene que ser así. El abuelo es el patriarca y haga lo que haga y diga lo que diga está bien y nunca se cuestiona. Bien pues esto es lo que me aterra de este verano.

No estoy dispuesta a permitir que mi hija pase ni un mal momento ni por su abuelo, ni por nadie del mundo. Creo que mi principal función como madre es primero alimentar y proveer todo lo necesario para su crecimiento y desarrollo y segundo y no menos importante es protegerla para que crezca libre y feliz. Además debo asegurarme de que las lecciones que aprenda día a día que serán sus principios y creencias por las que regirá su vida, le den seguridad y confianza en sí misma y no la limiten, la hagan dudar de sí misma y de su instinto y le hagan buscar la aprobación en los demás.

Esto último es lo que nos sucede a la mayoría de nosotros en la adolescencia y la vida adulta y vivimos la vida esperando que los demás nos quieran, que nos den su visto bueno y que nos den la felicidad. Cuando tenemos la suerte de darnos cuenta de que algo va mal buscamos información y empezamos a reprogramarnos, pero cuesta mucho esfuerzo porque todo eso que nos inculcaron de pequeños está grabado a fuego en lo más profundo de nuestro subconsciente y debemos desenterrarlo, aceptarlo y por ultimo cambiarlo.

Te aseguro que le quiero evitar todo esto a mi hija, al menos en la medida de lo posible y al menos quiero acostarme todos los días con la conciencia tranquila de que hice todo lo que pude.

Pero repito, tengo miedo. Precisamente por escenas como la sufrida por mi sobrina, aprendemos a doblegarnos ante la autoridad. Todo empieza por: si mi abuelo me dice que le dé un beso, aunque no me apetezca, debo hacerlo (porque él tiene el poder). Pero más tarde puede ser: si mi jefe me pide que me acueste con él, ¿como le voy a decir que no? (si es él el que tiene el poder). En mi entrada NO SE DECIR NO trato más este tema. Esa canción, he intentado sacarla de mi cabeza desde hace mucho tiempo, pero es realmente complicado, es una ley que me cuesta mucho abolir y por eso me sigue costando mucho enfrentarme al “poder”. Pero por mi hija lo haré. Y por mí también, porque sé que paso a paso lo conseguiré y el saber que por mi valentía le puedo evitar a mi hija ese trauma me dan las fuerzas que necesito.

Así que afrontando el problema he supuesto una posible conversación:

Abuelo: ¡Hija mía! ¡Ven aquí y dame un beso!

Niña: (paso de todo y sigo jugando)

Abuelo: ¡Pero bueno! Que vengas aquí y me des un beso que soy tu abuelo.

Yo: Por favor, no le obligues a que te besos, si ella quiere ya te lo dará.

Abuelo: Venga hombre, ¡soy su abuelo! Me tiene que dar un beso cuando yo quiera.

Yo: ¿Por qué? Si a ti te obligaran a besar a alguien que no quieres, seria abuso ¿no? Entonces porque la vamos a obligar a ella.

Abuelo: ¡Pero que tonterías! Todos mis nietos lo han hecho y mira lo felices y sanos que son.

Yo: Yo solo puedo hablar por como quiero educar a mi hija y por favor espero que lo respetéis.

Seguramente la conversación no sea tan cívica, pero bueno. Yo tengo claro lo que quiero y sé que es lo que debo hacer y por qué, así que si a los demás les sienta mal, dos problemas tienen.

—————

Volver


Tema: Miedo al verano

No se encontraron comentarios.