Siempre se me ha etiquetado de protestona, bueno para ser exactos mi madre siempre lo decía: Hija, eres una protestona! Siempre quieres hacer lo que te da la gana! Y digo yo: Pues claro!! y quién no? acaso hay alguien que le guste hacer lo que no quiere? por supuesto que no, lo que pasa es que es el sistema el que nos ensena a aceptar lo que no nos gusta como obligatorio, es lo que debemos hacer y ya está. Han borrado de nuestro disco duro la función de cuestionar, buscar, comparar y sobretodo de guiarnos por lo que nuestro instinto nos dice.
El caso es que después de años de ser obligada a negar mis deseos y a aceptar lo que mis padres, profesores o la persona de poder que estuviese actuando en ese momento me decían que tenía que hacer, este comportamiento paso a ser un habito y parte de mi carácter y por lo tanto se aferró a mi subconsciente condicionando mi vida.
Ejemplos de las consecuencias que esto ha tenido en mi vida muchas y la verdad ninguna buena. Esto impacta directamente en las relaciones personales y donde más nos afecta es en las relaciones de pareja. Cuando era muy muy joven empezamos a ir de fiestas a los pueblecitos de al lado del mío durante todo el verano. Una noche me encontré con un chico con el que de niños nuestras familias compartían una gran casa y éramos todos como una gran familia. Él era mucho mayor que yo. Yo tendría 15 y el 25. Al principio estuvimos hablando, recordando, riendo, pero poco a poco él se fue acercando. Yo sabía que aquello no estaba bien y que no me gustaba pero no fui capaz de decirle que no. Obviamente aquello no paso de cuatro besos, pero cuatro besos en una niña de 15 años es lo más fuerte que le puede pasar y lo peor no es eso, es que como sabe que no debía hacerlo empieza a ocultar cosas y a guardarlo todo en su interior, sin poder contárselo a nadie. Estos secretos empiezan a formar nodos oscuros en nosotros que se van haciendo más y más grandes y que siempre nos pasan factura.
Más adelante, cuando termine la carrera con 21 años conseguí unas prácticas en empresa, fue una gran oportunidad profesional y gracias a esa experiencia mi carrera profesional pudo progresar como lo hizo. Mi jefe-profesor-mentor era un hombre de 36 al que le agradezco mucho porque me enseno una infinidad de cosas pero al que tampoco supe decir que no cuando quiso pasar la barrera del respeto. Digo que no supe decir que no porque realmente no me atraía, pero aun así no era capaz de rechazarle claramente y me doblegaba ante la autoridad que él representaba para mí. Fueron varios meses de mucho estrés, de vergüenza, de otra vez no poder expresar mis sentimientos, de mentir... En fin, la historia se repetía pero obviamente cada vez las consecuencias eran mayores. Mis prácticas duraron 3 meses aunque realmente parecieron 3 años.
Y el tiempo paso y con 28 empecé a recorrer el mundo, entre en una gran empresa, con un trabajo súper interesante y gratificante y con un jefe al que admiraba por su experiencia, conocimiento y por su don de gentes. En este caso estaba segura de que no corría ningún peligro, era un hombre ya muy mayor y parecía fiel y feliz con su esposa. Pero, nunca, nunca, nunca des esta afirmación por segura. En una cena con más colegas cuando me levante al baño, al volver se cruzó conmigo y me dijo: Estas preciosa, quiero que nos deshagamos de todos estos y nos vayamos tu y yo solos a bailar. Toda la sangre de mi cuerpo se evaporo en un instante, no podía ser! otra vez no! ahora no! quería salir corriendo, desaparecer. Estuve temblando toda la noche y logre zafarme de él y que no se acercara a mi antes de poder irme a mi habitación del hotel y cerrar con ocho candados. Esta vez conseguí que nunca pasara nada esquivando sus envestidas pero lo que nunca fui capaz fue decirle lo que le debía decir: Lo siento mucho D. X, pero no tengo ningún interés en tener más relación con usted que la estrictamente profesional así que por favor no insista más o tendré que denunciarle. Suena súper fácil! y lo es! pero yo era incapaz de pronunciar estas sencillas palabras, sencillamente mi mente no podía procesar el decir NO a una figura de poder.
Todas estas situaciones han marcado realmente mi vida, pero el punto de partida y el origen de todo está en la semilla sembrada durante mi infancia, si no nos damos cuenta de ello, cuestionamos y removemos todas esas creencias instauradas en nuestro subconsciente, nuestro avión no lo pilotamos nosotros y lo único que podemos hacer es agarrarnos al asiento para no salir despedidos por los bandazos de quien este pilotando en ese momento: el miedo, la ira, el resentimiento...
Quizás te sientas identificada con mi historia, déjame decirte que yo tenía esto guardado y escondido en lo más profundo de mi mente, quería que desapareciera porque me hacía sentir mal, sucia, culpable, pequeña, era simplemente algo de lo que me avergonzaba completamente y de lo que nadie debía enterarse si quería que me respetaran y me quisieran, quien me iba a querer si sabían todas las cosas feas que había hecho?
Yo gracias a mi hija y a todo lo que me esta enseñando estoy en el camino. El primer paso es DARSE CUENTA, se cual es problema, lo he identificado y he analizado las consecuencias que ha tenido en mi vida, el segundo paso es PERDONARSE, nosotros no pilotábamos, teníamos el piloto automático en marcha con la programación errónea que se fijó en nuestra infancia así que no somos culpables de nada, no hemos hecho nada malo. Y el tercer paso es REPROGRAMAR, medita, habla contigo, tú tienes la fuerza y el poder para cambiar lo que quieras de ti, siempre y lo que sea, de verdad! solo debes ser constante y saber que tú eres capaz.
—————